El miedo al rechazo o
abandono es la principal causa que, en interacción con otras variables
(ser mujer, influencias culturales, estilo educativo, rasgos de personalidad,
etcétera) puede dar lugar al síndrome de Wendy. Este miedo irracional y con
características patológicas hace que de forma compulsiva cumplan los deseos de
los otros asumiendo las responsabilidades de la otra persona y sobrecargándose
ellas mismas, por lo que, aunque ellas generalmente lo desconocen, lo cierto es
que son mujeres fuertes y con una gran capacidad para tolerar la frustración.
Sin embargo, estas dos características tan comúnmente deseables las manejan en
su contra.
Las influencias
culturales o un estilo educativo en el que se realza
la figura de la mujer como cuidadora y responsable de las cargas familiares pueden
aumentar la probabilidad de que se padezca ese síndrome, ya que se fomenta la
idea de la mujer como encargada del cuidado y bienestar de los otros.
Por otro lado, rasgos de
personalidad como la baja autoestima o
la introversión, unidos a la necesidad de afecto son otros de los principales
motivos que dan lugar a este problema.
Consecuencias
del síndrome de Wendy
El síndrome de Wendy es difícil
de detectar, ya que todavía en muchos contextos la conducta que lleva a cabo la
mujer que lo padece es la considerada como la deseable. Por ello, se debe tener
en cuenta la influencia de la cultura para considerar este comportamiento como
un trastorno o no. Sin embargo, con independencia de que estos comportamientos
sean considerados como un síndrome o como lo esperable, lo cierto es que “vivir
así” trae consigo una serie de consecuencias negativas a nivel emocional y de
pareja:
·
Tristeza y soledad: estas personas acaban por sentirse solas, sin nada que las
satisfaga. Además, pocas veces se da las gracias por algo que ellas mismas
hacen que se considere como “un derecho”.
·
Depresión y trastornos de ansiedad: sentir que no llegan a todo lo que se
proponen unido a la falta de refuerzo por el entorno que le rodean puede dar
lugar a problemas emocionales.
·
Burnout (estar
quemado): este síndrome, comúnmente asociado al ámbito laboral, también puede
aparecer aquí por la incompatibilidad y ambigüedad de tareas, falta de tiempo
para sí misma, etcétera. Esto hace que se sientan agotadas y al límite de sus
posibilidades.
·
Problemas de pareja: el síndrome hace imposible el principio de equidad en la pareja a
partir del que ambos miembros son iguales a la hora de asumir
responsabilidades.
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