El miedo al rechazo o
abandono es la principal causa que, en interacción con otras variables
(ser mujer, influencias culturales, estilo educativo, rasgos de personalidad,
etcétera) puede dar lugar al síndrome de Wendy. Este miedo irracional y con
características patológicas hace que de forma compulsiva cumplan los deseos de
los otros asumiendo las responsabilidades de la otra persona y sobrecargándose
ellas mismas, por lo que, aunque ellas generalmente lo desconocen, lo cierto es
que son mujeres fuertes y con una gran capacidad para tolerar la frustración.
Sin embargo, estas dos características tan comúnmente deseables las manejan en
su contra.
Las influencias
culturales o un estilo educativo en el que se realza
la figura de la mujer como cuidadora y responsable de las cargas familiares pueden
aumentar la probabilidad de que se padezca ese síndrome, ya que se fomenta la
idea de la mujer como encargada del cuidado y bienestar de los otros.
Por otro lado, rasgos de
personalidad como la baja autoestima o
la introversión, unidos a la necesidad de afecto son otros de los principales
motivos que dan lugar a este problema.