Los temores y la
repercusión que genera una violación en la vida íntima de una mujer y/o un
hombre derivan muchas veces en la angustiante aparición de fantasmas y/o bloqueos, que
dificultan el reinicio o el buen desarrollo de la actividad sexual de la víctima. No
obstante, si bien una violación es un momento de ruptura porque hay un antes y un
después, "no tiene porqué estigmatizar "Una violación tiene un alto
impacto emocional, no sólo en el cuerpo biológico, sino también en la propia
interioridad, en la psiquis, en la vida afectiva y de relación", puede
dejar su marca, no necesariamente es un dolor acuciante y permanente. Los
temores están relacionados en un primer momento con la parte física, como la
posibilidad de embarazo o de infecciones, y se expresan a través de preguntas
como: "¿se nota?, ¿se ve?, ¿estoy bien?, ¿estoy sana?, ¿hasta dónde me
lastimó?"