A diferencia de los niños que huyen del hogar, aquellos que han sido abandonados reciben el nombre de expósito. Las sociedades liberales con fuertes estructuras sociales y leyes de adopción tienen menores índices de abandono de niños.
Históricamente, muchas culturas han practicado el abandono de infantes. Aunque algunos niños pueden sobrevivir si son adoptados, el abandono es generalmente aceptado como una forma de infanticidio. Como Tertuliano lo describe en su Apología: “es ciertamente más cruel que matar... el abandonarlos al frío y al hambre de los perros”. En la actualidad esta forma de abandono de niños aún existe en las casas más pobres de la India, aunque en occidente también se usó para que los ricos se deshicieran de niños indeseados, especialmente de niñas. Muchos de estos niños terminaron y aún terminan como esclavos o prostitutas.