Destructores de ira
He aquí
más cosas que puedes hacer cuando comiences a enfadarte:
·
habla con un amigo de confianza;
·
cuenta hasta 10;
·
recibe o da un abrazo;
·
zapatea;
·
golpea una almohada porque a la almohada no le duele;
·
haz un dibujo de tu ira;
·
juega con tu videojuego;
·
da cinco vueltas por la casa corriendo tan rápido como puedas;
·
canta al unísono de la música del estéreo;
·
quita la maleza del jardín;
·
piensa en cosas buenas (unas vacaciones divertidas o tu deporte
favorito);
·
date una vuelta en bicicleta o vete a patinar.
Es imposible no enfadarse nunca. Más bien, recuerda que tu
comportamiento cuando te enojas puede hacer que la situación mejore o empeore. No
dejes que la ira te controle. ¡Toma las riendas!
Consejos
para controlar la ira o rabia.
1.
Tomarse un "tiempo": aunque pueda parecer un cliché,
contar hasta diez antes de reaccionar realmente puede calmar nuestro
temperamento, sobre todo si es una persona compulsiva que suele hablar (o
gritar) antes de pensar.
2.
Poner un poco de distancia de
por medio: es
aconsejable tomarse un descanso de la persona con la que estamos enfadados
hasta que nuestras frustraciones se disipen un poco. Esto también nos permite
planificar mejor cómo abarcar el asunto que nos preocupa o que nos ha causado
un disgusto.
3.
Expresar de forma clara el
motivo de nuestro enfado: es
saludable expresar la frustración sin confrontación. No por gritar mas fuerte
vayamos a convencer a nadie que tengamos razón. Una argumentación inteligente y
honesta suele ser mucho mas eficaz que un enfado monumental. Se convence mucho
mas si se identifican problemas y se plantean soluciones. Y si logramos
convencer además al "culpable", pues hay mucha mas probabilidad de
que el problema no vuelva a surgir.
4.
Hacer algo de ejercicio: la actividad física puede
ofrecer una salida a las emociones, especialmente si estamos a punto de
estallar. Salir a caminar o a correr, nadar, levantar pesas o simplemente subir
y bajar las escaleras varias veces permitirá sacar la adrenalina de la ira sin
confrontaciones.
5.
Pensar bien las cosas antes de
decir nada: de lo
contrario, es muy probable que digamos algo de lo que nos arrepentiremos
después. Puede ser muy útil escribir lo que queremos decir para ceñirnos al
tema o problema actual. Cuando estamos muy enfadados, es fácil dispersarse. Y
si nos pasamos es muy importante saber pedir perdón.
6.
Identificar soluciones para la
situación: en
lugar de centrarnos en lo que nos hizo estallar, trabajar conjuntamente con la
persona que nos enfureció para resolver el asunto en cuestión. Esto quiere
decir que también debe estar dispuesto a escuchar la versión de la otra
persona. No se puede llegar a acuerdos o soluciones sin antes comprender (no
compartir) el argumento del otro.
7.
Hablar en primera persona al
describir el problema: esto
nos ayudará a evitar criticar o culpar a la otra persona, algo que podría hacer
que se enfadara más o sintiera resentimiento, aumentando la tensión. Hay que
evitar que la otra persona se sienta acusada o criticada para que no se ponga
automáticamente a la defensiva. Podemos decir, por ejemplo: "Me siento mal
porque he tenido que hacer todas las tareas domésticas esta semana" en vez
de "Deberías haberme ayudado" o "Eres un vago y no ayudas
nada".
8.
No guardar rencor: si podemos perdonar a la otra
persona, ambos nos sentiremos mejor. No es realista esperar que todo el mundo
se comporte exactamente como queremos. El rencor es un sentimiento muy
negativo. Una vez resuelta una discusión es importante olvidar lo sucedido y no
dejar que el resentimiento o rencor siga dentro, listo para salir en una
discusión posterior. Intenta pensar en
positivo.
9.
Utilizar el humor para liberar
tensiones: reírse
puede ayudar a disipar la tensión. No obstante, no utilizar el sarcasmo; solo
logrará herir los sentimientos de la otra persona y empeorar las cosas. Si una
risa le parece imposible, intentar al menos una sonrisa.
10.
Practicar técnicas de
relajación: aprender
habilidades de relajación también puede ayudarnos a controlar nuestro genio
cuando aparezca. Practicar ejercicios de respiración profunda, visualizar una escena
relajante o repetir una palabra o frase para calmarnos, como
"Tranquilo". Otras formas demostradas para aliviar la ira son escuchar música relajante, hacer meditación, cocinar, escribir un
diario y hacer yoga.
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