sábado, 12 de enero de 2013

DIEZ CLAVES PARA QUE LAS VACACIONES DE TUS HIJOS NO TE VUELVAN LOCO




1.        Los pactos de “gobierno”
He pactado con mi hija de 12 años que si no chilla en todo el día, la dejo acostarse a la hora que quiera. ¡Funciona! Ni un grito en 10 días y se acuesta muy poco más tarde de la hora habitual. Voy a intentar nuevos pactos con ellos.

2.       No estresarme si no funciona
Cada día estoy más convencida de que nuestros hijos son un espejo nuestro. La semana pasada, en un momento en el estábamos todos enfadados, me di cuenta de que, en realidad, la que estaba de mal humor era yo y se lo había contagiado a los demás. Me fui a pasear, a desestresarme y a la vuelta volvió la calma.
3.       Si los demás están de mal humor, ¡ni caso!
Cuando son los otros los que están de mal humor, debemos respirar y hacerles el menor caso posible. Parece mentira, pero si conseguimos no contagiarnos, incluso hacer una broma, se les pasa.
4.       Dividir responsabilidades
Por escrito, en un cuadro y que sean fáciles para cada uno, incluso que las elijan ellos. Para que las hagan, se puede condicionar alguna otra actividad que les guste a que terminen primero esa. Al principio cuesta, pero luego se habitúan y ¡no protestan!
5.       No enfadarme, aunque TODOS intenten sacarme de quicio
Realmente ninguno quiere que nos enfademos, nos prefieren alegres; además, el buen humor es contagioso. A veces pensamos que el mundo está en contra nuestra, pero no es así, en realidad no somos tan importantes… Si tratas de sonreír a todas horas, te encontrarás disfrutando más de cada instante. Suena a “buenista” pero funciona.
6.       Cuando esté con ellos, el tiempo que sea, voy a estar con ellos de verdad
Cuando no esté trabajando he decidido dedicarme a ellos de verdad: hacer deporte juntos, pasear, nadar, charlar, lo que sea, pero con toda mi atención.
7.       Voy a aplicar la neuroconciliación
En el trabajo me centro en el trabajo, en casa, me centro en casa. No puedo vivir con el cuerpo en un sitio y la mente en otro: genera mucho estrés.
8.       Me voy a concentrar y, para ello, voy a apagar el móvil y el ordenador a ratos, olvidando el trabajo!
A veces creemos que estamos con ellos, o realizando una tarea concreta, pero en realidad atendemos a mil cosas: mensajes, llamadas, correos, etc., en realidad nos cuesta mucho concentrarnos en una sola actividad y tardamos más de la cuenta en hacerla y la calidad no es todo lo buena que podría ser. Se es mucho más eficaz cuando uno se concentra en una sola cosa. Voy a aprender a apagar el móvil y a no consultar Internet en intervalos de hora y media.
9.       ¡Quiero dejarles ser!
No necesito tener razón, ni que sean o se comporten como yo quiero (salvo que sea algo realmente peligroso para su salud). Voy a tratar de entender su realidad, sus conflictos, sus cambios hormonales… No hacen las cosas para fastidiarme, solo necesitan experimentar. Nunca aprenderán a tomar las decisiones correctas si me empeño en decidir por ellos.
10.    Hablar con ellos y decirles cómo me siento
Cuanto más hablo con ellos, más cerca están y son más capaces de sentir empatía y colaborar en la armonía familiar de buen grado y cuando yo no me sienta bien, esté cansado (a)  o de mal humor, se lo voy a decir, así aprenderán a hacer lo mismo y podré comprenderles mejor.
No sé si funcionará, supongo que a ratos, pero lo voy a intentar. Y tú ¿tienes planes para que las vacaciones de tus hijos no te vuelvan loco? Ten en cuenta que vayas donde vayas, esos “planes” pueden viajar contigo.
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